Hay tiempo para todo, nos dice la Biblia. Y esto nunca es más cierto que en el matrimonio, en
especial en cuanto a nuestro vocabulario se refiere. Hay tiempo para hablar y tiempo para no
hablar y dichosos es el hombre cuya esposa puede discernir entre los dos. Cualquier que ha
estado casado por cierto tiempo, se da cuenta de que hay cosas que es mejor no decirlas. La
esposa tiene la habilidad de herir a su esposo de forma más profunda que cualquier otra
persona puede hacerlo; y él puede hacer lo mismo a ella. No importa cuánto te disculpes
después, las palabras no se pueden borrar, solo se pueden perdonar y no siempre es fácil
hacerlo. En ocasione, cualquier cosa que podamos decir solo entorpecerá lo que Dios desea
hacer, así que es mejor callarse y orar
No hay comentarios:
Publicar un comentario