Si no cae con
claridad en una de esas dos categorías, guarda tus opiniones u ora por ellas, y luego según te
dirija el Señor, revélalas para una discusión apacible. La Biblia dice: “No te apresures ni con la
boca ni con la mente, a proferir ante dios palabra alguna, él está en el cielo y tú estás en la
tierra. Mide, pues tus palabras (Eleciastés 5:2) Hay momentos cuando nosotras sólo debemos
escuchar y no dar ninguna opinión, debemos apoyar y no ofrecer crítica constructiva
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