Deja atrás esa sombra de tristeza, levanta tu mirada al Cielo, agradece cada minuto transcurrido de tu vida y aprovéchalo para amar y servir de corazón. Dios es tu paz y tu fuerza. ¿Problemas? ¿Angustias? ¿Preocupaciones? Sí, de seguro los vas a tener, a todos nos tocado un poco de eso. El secreto es dejarlo todo en manos de Dios y hacer tu mayor esfuerzo. Ánimo, que aún no he conocido de personas que hayan sido derrotadas estando tomados de la mano de Dios.
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